El hombre y la tecnología siempre han ido de la mano para evolucionar, para llegar más allá. De hecho, si nuestra especie está donde está hoy en día, es gracias a cómo las herramientas con las que hemos trabajado durante todos estos miles de años han ido avanzando y evolucionando, a la par que nuestra mente. El último gran salto cualitativo se dio con la informática y con Internet, llegando a crear una red gigantesca de información, como si de un cerebro global se tratase.
El transhumanismo viene a ser la teoría que apunta a la mejora completa de la raza humana a través de la tecnología, desde poseer cuerpos a prueba de enfermedades hasta cerebros mitad informáticos con los que procesar toda la información. Y no, no hablamos de tener un teléfono en el bolsillo, sino que de que esos adelantos formen parte de nuestro propio ser, de nuestro organismo, parte de nosotros mismos, en definitiva.
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¿Cuál es la postura de alguien a favor de que se produzca el transhumanismo?
Una persona que defiende el transhumanismo está a favor de la evolución tecnológica como base de la mejora de la raza humana en todos los sentidos. Si entendemos el concepto de cyborg como un ser mitad humano, mitad máquina, seguramente se parecería mucho al futuro que los transhumanistas defienden. No solo desde el punto de vista físico, ayudando a personas que carecen de extremidades a tenerlas de nuevo, por ejemplo, sino también intelectual y psicológico, con todo lo que nos ayudaría poseer un cerebro tan rápido y perfecto como el de una máquina… y con todo lo que supondría éticamente eso.
¿Existirán en el futuro personas mitad humanas, mitad robots?
Todo parece apuntar a que sí, y que no quedará mucho para eso. De hecho, ya se están implementando chips en algunas personas para recobrar ciertos sentidos, para ayudarles contra el alzheimer y la pérdida de memoria, por ejemplo, aunque siempre es para nivelar un poco la balanza, no para crear a ningún “superhombre”. El concepto sigue estando ahí, y el trascendentalismo ha marcado en muchas ocasiones la corriente transhumanista, que para muchos es vista como el último peldaño a escalar para conseguir la inmortalidad del hombre, o más bien, de la conciencia, traspasándola a una máquina donde pudiera vivir eternamente.
¿Quién fundó el movimiento transhumanista?
El filósofo y escritor ruso Nikolai Fyodorovich Fyodorov puso las bases del transhumanismo, siendo el germen de esta tendencia desde la cosmología rusa. Posteriormente, ya en la década de los años 20, el genetista J.B.S. Haldane postularía muchos de los principios que luego servirían de base para que el biólogo Julian Huxley creara definitivamente la corriente transhumanista y le diera un sentido filosófico pero también natural y genético. A partir de la mitad del siglo XX, estas ideas fueron trascendiendo cada vez más, conforme la tecnología también avanzaba, y tuvieron mucho que ver, por ejemplo, en la llegada del hombre a la Luna y el posterior futuro que todos imaginaban tras esa hazaña aparentemente imposible.
¿Existirán alguna vez la humanidad infinita?
Es uno de los puntos de discusión más polémicos en torno a este tema, y es que una de las cosas que podría traer el transhumanismo es la trascendencia de nuestras ideas, de nuestra conciencia, transferida a una máquina más segura que nuestro cuerpo humano, que no envejeciera jamás. ¿Tendríamos así la inmortalidad? En un sentido abstracto, seguramente sí, pero esto da para un debate moral profundo. ¿Y el alma, también se transmite? ¿Y el espíritu? ¿Qué ocurriría entonces con las personas que siguen siendo humanas en cuerpos que envejecerán y morirán? ¿Serán ciudadanos de segunda? ¿Estará al alcance de todos esa nueva tendencia?
¿Cómo sería el proceso de lo humano a lo transhumano?
Si alguna vez se llega a dar este proceso, parece evidente que se haría de una forma bastante paulatina. De hecho, como decíamos arriba, ya hemos dado los primeros pasos, pero todavía queda mucho por cambiar. No habrá un salto directo entre el hombre y el post-hombre, sino que se llevarán a cabo avances a través de los años. Eso sí, el peligro de acabar con el planeta puede ser una acuciante amenaza para que el transhumanismo aparezca de una forma más rápida.
