La paradoja de Fermi explicada

Redactado por: Max
Fecha de publicación: 8 marzo, 2021
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El 24 de junio de 1947 se abría una nueva era dentro del mundo del misterio, y seguramente, también para la propia Humanidad. Tal vez ese día no haya quedado tan marcado para muchos, pero si concretamos que fue la fecha en la que el piloto Kenneth Arnold avistó unas luces brillantes que se movían a una velocidad imposible sobre el monte Reiner, tal vez ya empiecen a entender la importancia de dicho evento. Aquel avistamiento ocupó portadas en todo el mundo, y fue el primero en recibir una gran cobertura mediática tras la Segunda Guerra Mundial. De hecho, para la mayoría de expertos, es el suceso que da comienzo al fenómeno ufológico tal y como lo conocemos actualmente. Han sido décadas de estudio y análisis, de nuevos avistamientos, pero seguimos sin tener la verdad absoluta sobre lo que está ahí fuera, como dirían en la mítica serie Expediente X.

La necesidad de encontrar pruebas fehacientes de que no estamos solos en el universo se remonta a mucho antes de aquel avistamiento de Arnold. De hecho, prácticamente todas las civilizaciones han mirado al cielo en busca de respuestas, y a veces las encontraban en forma de dioses o seres sagrados, mientras que en otras ocasiones, la necesidad de que hubiera civilizaciones avanzadas como la nuestra capaces de visitarnos y entablar una relación con nosotros ha obsesionado tanto a amantes del misterio como a novelistas, guionistas y gente relacionada con el arte. La ciencia ficción ha tratado el tema en numerosas ocasiones, desde la famosa La Guerra de los Mundos de H.G. Wells hasta la propia Avatar, de James Cameron, donde nosotros seríamos el invasor. Sin embargo, en el mundo real todavía no hay una sola prueba definitiva para saber si tenemos compañía en la galaxia, algo que muchos dan por probado simplemente por pura estadística, y otros les replican que para eso está ahí la Paradoja de Fermi.

Titán y algunos planetas que podrían albergar vida

Redactado por: Max
Fecha de publicación: 28 marzo, 2019

Desde que el ser humano está sobre la Tierra ha mirado fascinado a la bóveda celeste en busca de los planetas y las estrellas, fascinado por su brillo y por lo que pueden suponer. De dioses pasaron a ser simples cuerpos celestes, entendidos ya en el siglo XX gracias a la astronomía. Desde ese momento, y en paralelo a la carrera especial, el ser humano ha tratado de encontrar algún planeta o satélite donde pueda haber rastros de vida. ¿Estamos solos en el universo? Parece poco probable, así que se han desarrollado muchas teorías al respecto, sobre todo en cuanto a la habitabilidad de ciertos cuerpos celestes.

Las investigaciones se han centrado siempre en los planetas y cuerpos más cercanos al nuestro. La Luna, por ejemplo, ha sido siempre un objetivo, aunque no para encontrar vida sino para llevarla allí. También Marte ha sido habitualmente tenido en cuenta como el lugar perfecto para que se desarrolle la vida, aunque sea a un nivel microbiótico, como parecen apuntar las primeras pruebas. Últimamente, los científicos están centrado su atención en otro satélite, aunque algo más lejano. Se trata de Titán, nombrado así por ser la luna más grande de Saturno, uno de los planetas más espectaculares de nuestro sistema solar.

Colonización de Marte: Todo lo que debes saber sobre la conquista del planeta rojo

Redactado por: Max
Fecha de publicación: 4 octubre, 2018

El ser humano siempre ha soñado con ir más allá, con superar cualquier límite o barrera, con descubrir nuevos mundos y universos. En 1492, Cristóbal Colón llegó a las islas del Caribe y poco después, a territorio americano, “descubriendo” aquel continente y permitiendo la colonización por parte de los europeos del territorio americano. Desde entonces, cualquier descubrimiento geográfico se denomina colonización… incluso cuando es más allá de nuestro planeta. La carrera espacial, iniciada tras la II Guerra Mundial, llevó durante años a Estados Unidos y la Unión Soviética a una lucha sin cuartel por colocar al primer hombre en el espacio, victoria rusa, y luego en la Luna, algo que los americanos lograron en agosto de 1969. Era, como dijo Neil Amstrong, un gran paso para la Humanidad. Pero no el último, porque la mirada seguía puesta en el espacio, y ahora en nuestro vecino más cercano, el planeta Marte.