¿Alguna vez has imaginado cómo sería tener sexo con un robot? Si la respuesta es sí, no tre preocupes, porque no eres ningún bicho raro. De hecho, tal vez te sorprenda saber que hay un creciente negocio de robots sexuales que está conquistando el mundo desde su base en China. En las mismas ciudades donde se construyen los componentes para muchos teléfonos inteligentes, otras fábricas se encargan de crear robots realistas que puedan ser nuestras parejas. Y no lo hacen simplemente como las típicas muñecas hinchables que hasta ahora eran el “no va más” dentro de este tipo de juguetes sexuales. Aquí se busca el verdadero realismo, el conseguir que cualquier hombre o mujer sienta que está con una persona de verdad. No es un juego, de hecho. Hay empresas gastando millones de dólares en innovación para crear los robots sexuales definitivos.
Tampoco es de extrañar que en el propio país donde se producen, estos robots ya estén empezando a sustituir a las prostitutas en sus labores más habituales. Los últimos informes apuntan a que en las principales ciudades chinas hay ya decenas de prostíbulos en los que solo “trabajan” prostitutas sintéticas. Robots sexuales que han sido comprados precisamente a estas empresas, y que pueden llevar a cabo servicios a cualquier hora del día, sin queja alguna. Es cierto que la inversión es grande al principio, pero los dueños de esos locales suelen sacarle partido en tanto solo unos pocos años. Y es que cada vez son más los hombres que se acercan a estos prostíbulos para probar la experiencia de estar con un robot sexual. Además, este tipo de negocio no es ilegal en China, aunque tampoco legal del todo. Al no tener trabajando a personas, los dueños de estos clubes de alterne no se enfrentan a cargo de trata de mujeres o explotación sexual. Sin embargo, no son pocos los burdeles de este tipo que ya han sido cerrados por las autoridades. Esto no ha frenado el rápido crecimiento de un sector que parecía algo futurista, pero que está ya asentado en nuestros días.
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Situación de la prostitución en China
Como en tantos otros países hoy en día, la prostitución está prohibida en China. De hecho, es ilegal tanto ofrecerla como pagar por ella, enfrentándose las mujeres que la ejercen a penas de 10 años de cárcel, lo cual no es poca cosa. Da igual si vas por libre o si trabajas para algún proxeneta. Da igual si haces la calle o llevas a cabo tus servicios en las habitaciones superiores de un coqueto establecimiento aparentemente normal. El Partido Comunista tiene un claro sesgo abolicionista y lo ha llevado a cabo desde su ascenso al poder en 1949, con legislaciones específicas posteriores para frenar el crecimiento de la prostitución. Basta darse una vuelta por las grandes ciudades, e incluso por algunas zonas rurales, para darnos cuenta de que no lo han conseguido del todo, ya que las prostitutas siguen proliferando en toda China.
La aparición de los robots sexuales
Dicho esto, parece que al menos estas leyes anti-prostitución sí que han servido para disuadir a muchos hombres de contratar los servicios de las profesionales. No se sienten seguros exponiéndose a una multa o incluso a una condena, por un simple rato de placer. Y más cuando algunos prostíbulos ofrecían ese mismo placer, por un precio económico, con robots sexuales. Última tecnología al servicio del sexo, más intimidad y seguridad, nada de enfermedades de transmisión sexual, nada de multas por prostitución… Los robots sexuales comenzaron a despuntar como alternativa a las acompañantes hace tan solo unos años, pero su crecimiento está siendo exponencial, especialmente en las principales megalópolis chinas. Allí, en ciudades industriales donde hay empresas tanto tecnológicas como de diseño, se fabrican los robots más realistas que existen. De hecho, no solo se venden a estos prostíbulos, sino que también se exportan a otros países, a particulares y empresarios, generando un mercado que mueve millones de dólares cada año.
Qué ofrecen estas prostitutas sintéticas
Las prostitutas sintéticas ofrecen todo tipo de servicios en estos prostíbulos que son atendidos, normalmente, por uno o dos encargados. Los clientes pueden estar un rato con estas robots sexuales, habitualmente media hora, o sesenta minutos completos. Su piel sintética es muy agradable al tacto, y por supuesto, cuentan con dispositivos sexuales tanto en la zona de la entrepierna como de la boca, en la mayoría de ocasiones. Estas prostitutas robóticas pueden ofrecer felaciones, penetración y algún otro servicio más, como caricias, aunque en este sentido el realismo es menor comparado con el de una amante de carne y hueso. Las empresas que fabrican este tipo de muñecas están trabajando desde hace años para hacerlas mucho más realistas no solo en su físico, sino también en su comportamiento. El objetivo es que puedan caminar, tomar sus propias decisiones al estar con el cliente y coger las riendas del encuentro sexual incluso.
Ventas de este tipo de productos
Como avanzábamos arriba, la industria de los robots sexuales acaba de nacer, pero ya está dando muestras de tener un futuro absolutamente prometedor. Lo comprobamos en las ventas que las principales empresas de este sector llevan a cabo, tanto en China como en las exportaciones que realizan al resto del mundo. Poco al poco, el tabú de utilizar a uno de estos robots como compañero sexual se está rompiendo. De hecho, estas empresas aseguran que incluso hay parejas que los compran para utilizarlos como compañeros sexuales dentro de sus propias fantasías. Actualmente, los precios de estos robots son bastante prohibitivos, especialmente para los particulares que no piensen sacarles “beneficio” utilizándolos como prostitutas sintéticas. Sin embargo, la tecnología cada vez está llegando más lejos, y permitiendo que los costes se abaraten. ¿Será habitual tener a un robot como pareja sexual en unas décadas? Solo el tiempo lo dirá, pero cosas más raras se han visto…